sábado, 26 de enero de 2013

El Mundo es una Ruleta de Fracasos





En cada día, en cada despertar, nos encontramos con que el mundo, por hoy y ahora, es diferente. Cada fenómeno en la vida del hombre se reduce a un simple comentario, a una frase mal dicha o a una sonrisa hipócrita. ¿Qué pasa desde hoy hasta entonces? La virtud de la dificultad, muy de ánimo de nuestro amigo Zuleta, se está convirtiendo en el karma del cual huyen los cobardes. Relaciones de esperanza terminadas por un "no más", matrimonios entre divorcios que dejan de anhelar un futuro juntos, amistades sin valor que se reducen a interés y más, y más, tendencias extrañas que me ayudan a concluir que el mundo tiende al "facilismo". ¿Que nos enseña más como personas que una relación? ¿Qué nos hace creer, entender, más que el amor? Pero hoy, todo aprendizaje, todo sentimiento, pasa por segundo ojo como si fuese algo desechable. Las personas, y son las personas, las que se están volviendo "facilistas". Ahora nadie se quiere esforzar por generar virtud en la paz, todos prefieren curarse ante de, sin importar el prejuicio, para salvarse de un mal amor; sin que entiendan que el desamor es el regalo más preciado, porque nos enseña a perder. ¿Cómo enfrentamos los problemas si no somos capaces ni siquiera de imaginarlos? Todo se reduce a un "no más", que genera entre nuestras dudas, la misma crisis social que vivimos. Ya nadie se quiere esforzar, ni para tolerar a la pareja en sus peores días, ni para comprender una mala reacción, ni para respetar las ideas del otro sin generar polémica. Ya nadie quiere pensar por el otro, todo se volvió bienestar individual. ¿Qué tipo de especie vamos a ser si todo se va a resumir en pensar en lo propio? Ya una relación se reduce al placer, al hecho de interés y a la propia tristeza de saber que "nunca nos entenderemos si no entendemos al otro".

Mientras el mundo siga como está, ya una flor es más sintética que las cabelleras coloradas de las "damas", a son de bailes exóticos que incitan a la falta de respeto absurdo. Ya los trajes de caballeros se reducen a gorras y motilados bárbaros, que hacen mirar con recelo desde automóviles prestados por parientes que se esforzaron por ello. La arrogancia seguirá siendo ajena y la envidia la maquinaria de la competencia. Mientras sigamos creyendo que la vía fácil es la correcta, ya no tendremos más Paganinis ni Picassos, Gaudí ni Cervantes.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Cuando el mundo esta cada ves mas abierto, mas débil es nuestro empeño. se proliferan los esfuerzos facilitas, pues va mas allá de la capacidad; es una falencia de actitud.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Julián! Tienes completa razón. Es triste reconocerlo, pero sí, "es una falencia de actitud". Gracias por tu constante apoyo.

      Eliminar